jueves, 25 de agosto de 2011

DESPEDIDA


Dejo estas calles anudadas, pendientes
debiéndoles algo indefinible
Dejaré las mesas
con las palabras del día entre servilletas
vendrán otros
a borrar el aire que inútilmente
intentaba retener entre mis manos.
Aquí ya todo habla de pasos idos,
hasta las esquinas por donde nunca llegó la mirada
Desde hace un tiempo, un corto tiempo,
nace tu nombre como la mala hierba desde que te fuiste
Pareciera que lo hayas traído
como se trae un virus.

Dejo mi vida
nacida
y criada
morir en paz antes de morirse
Me alejo del alto choque
de la hermosa agresión de tierra
Dejo enterrado
el secreto del temblor en sus pilares
y la fría carga del mundo
que pinta de azul en las algas

Me voy
Lejos
de donde nacieron tus ojos para siempre
nada me retiene
en este trozo de fin
donde hasta la tierra pareciera expulsarme
Me voy sin sombra y sin luz,
sola
como nací al nacer o morir,
bajo una nube distinta

La vida es tan extraña en sus caminos sin fondo,
es
un espejismo tan real y gigantesco.
Antítesis profundo del ajedrez
donde la rápida lógica es la que gana.
La vida no, es un libro,
la mejor novela
no te puedes apartar ni cerrar la tapa

Me llevo los juncos del florero, de la casa humilde,
del pequeño patio y de la niña
que los miraba.
Me llevo la vida
noble
de la fugitiva del tiempo
y del orden
Dejo la vida respirada,
la vida que me ha crecido el pelo
y los ojos
la que tiene rincones guardados
y caminos cerrados.

Me largo de esta tierra con lo que me queda de vida
con la vida a cuestas.
con todos los amigos,
los corazones ,
el llanto de todos ellos que hice mío
y la colección incompleta
de sueños compartidos
Amigos,
la única palabra que vale recordar
(no olvidar de la maleta )

Junto con la primavera
sigo al invierno en su ruta de frío,
me acerco al calor de la hoguera
con los brazos despiertos

Te dejo a ti entero y a mi por la mitad
en las veredas de piedra
entre muros de esta cuidad
que aún custodian las pequeñas pisadas
Te dejo amorosamente guardado
junto a la vida que me ayudaste a vivir
Me voy cerca y más lejos de ti,
por eso debo despedirme
quizás para siempre,
quizás, hasta conseguir de mi cuerpo
el frío que te abriga
y poder algún día
sentarme frente a tus ojos y necesitar preguntar
sus nombres.
Paradójico, si ,
paradojal
tremendamente irreverente y tan obvio
desde siempre
desde el día que sentí en mi pecho
habitar algo más, que estaba lejos.

Me voy, a confundir con sombras
que lleva tu gente, y habitaré en tu cielo
en una nube
para cuando llueva quizás caerte hecha gota
por tu espalda
y seré la gota que no se quiebre
me reconocerás
si tienes el oído fino y el corazón despacio.

Llevo en mi bolsillo
la secreta esperanza de aprender de tu idioma
todos los signos
los vitales
los pragmáticos
la voz de la piedra y el lado leve
del cerebro.
Subo al avión el sobrepeso de lo pendiente
para lanzarlo al aire,
lejos,
muy lejos de tu lado,
del mío y de lo creo que llaman cielo