domingo, 7 de agosto de 2011

LA PRUDENCIA DEL MIEDO

Pienso, ahora que ya es tarde,
que esa noche debió ser día.
Que debí pasar de largo por aquella avenida.
No haber entrado jamás, a la llama de tu vida.
Recuerdo tus pasos,
luego tu vaso sentado en mi mesa
la coincidencia locuaz de las pupilas
Tu boca miraba mis labios yo,
a tus ojos y tus ojos ¡Ah... tus ojos !!...
ellos sabían más, que nosotros dos.
Hubo una charla invisible
un dialogo, un pleito
entre los ojos, la boca, la piel
los labios y si lo pienso mejor,
incluida la prudencia
del miedo que nos existía.
Quién ganó, cuándo... todo,
junto a tus labios, tu pelo, tu historia.
los temores, las pausas,
los puntos
suspensivos
besaron mi boca?
Y, qué no sólo, fue la boca, esa noche,
aquella noche, qué debió... ser día?