sábado, 27 de agosto de 2011

REFLEXIÓN Nº 1

Enfermizamente son las nueve y la noche espía tras la ventana, enemiga de un día que no me calcé.
Curiosamente ignoro la señal horaria a la que marcha mi sangre.
A esta hora tardía se me corta el aliento.
Sigo entre las vértebras con ese algo que no tengo y continúo llamando algo, a este apéndice de mi.
No muy lejos, siento latir el pasto seco, la hoja que se abre en suave verde claro y raíces que llaman al agua
Quizás no sea tan tarde, tal vez, aún sea tiempo de salvar el día del dictamen visceral de mi tatuaje.