martes, 8 de noviembre de 2011

HASTA QUE ME SIEMBREN APAGADA

Sabes bien mi querida María
porque me conoces,
que dejé
eco y voz
porque el silencio
es balsa
cuando un demasiado esperar
nos ahoga mar adentro.

Así también
me viste volar
junto a los fragmentos de una bomba.
Y en alguna mañana
revolotear
alrededor del sol
como hacías tú
entre las cosas.
Ah, María!
Pero yo me quemé.


No tengo más por tierra
que abiertos campos de viento
me siembro
ésta media luz que me queda
para emular los árboles
que veíamos brotar allá en el sur
después de los incendios.