viernes, 26 de octubre de 2012

Ahora que aún es tiempo
con tus labios entreabiertos
céname esta porfiada sonrisa de gioconda
que dibujo cada tarde en el espejo
las piedras de monasterio  que comprende mi pelo
donde se guarda en estricto rigor
esta terquedad de cables
el crujir de reflectores
el porfiado paso de mis huesos.
Condena tus manos a  mis dientes
( si quieres, solo si tienes tiempo)
a la teoría utópica del pan compartido
del abrigo amplio de tu tierra
hasta el cansancio
hasta vencerme.