miércoles, 18 de noviembre de 2009

RESPIRANDO



Aquella mañana, de regreso al pueblo, sólo lo acompañaba el rasposo sonido de sus pisadas contra las piedras.
Refrescaba su cara el aire fresco y el olor a hierba lo llevaba a su infancia en cada átomo
Recordó la textura de la tierra en sus rodillas, las piedrecillas enterradas. ¿Cuántas veces habían sangrado en ella?
Inevitable, las imágenes de la niñez apretaron su garganta. Dolía, y mientras más recordaba , más intensa se hacía la contracción. No quería llorar
Tragó aire, miró al cielo y pensó.
La historia me pertenece. Soy la persona más afortunada del mundo, lo más valioso de la vida, lo llevo y lo llevaré siempre conmigo.

Pascale