lunes, 3 de septiembre de 2012

De tanto en tanto la boca,
es un cántaro de asuntos viscerales,
banco de peces
                     volando a razón de la luz.

Sobre el más puro concierto del silencio, se desnuda la bestia,
abre la semilla prohibida,
nace incorrupta la presencia sigilosa de las víboras.

De tanto en tanto juego con tus exequias,
pisoteo el día que naciste,
invento que no existes, que has muerto de todas las  palabras,
que te  has ido de cada  taza,
                            de toda sangre que te precede,
desabarrancado
                                   de todo  mísero recuerdo.