jueves, 31 de julio de 2014

Ahueco los zapatos, el pecho,
el bolso verde sobre la cama,
vacío estantes llenos de palabras que alguna vez olvidaré,
vacío la soberbia,
el hambre, los ojos
y se oye en silencio una rama golpeando el vidrio de la ventana

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cuando caen los balcones rendidos de calle
los despojo del tiempo
y así...tan niña
(como cuando era una muñeca en los brazos de mi madre)
desojo las horas que me han endurecido
y así...desnuda de historias
vuelvo a la caricia absurda de mi obituario.