jueves, 4 de abril de 2013

Yo venía de una roca,
de un hilo de río, de cosas, luces,
de la navaja hostil que parte el cemento
                                 y llega hasta las venas.

Venía apenas insinuada
con  edificios y criterios,
atada
a la irreverencia del retorno vacío.

Abstraída crecí en las alturas,
me vestí  de puna, paja gélida,
desnuda de  huertos
fui arrancándome la ropa.
La piel fue alta, turgente,
brava como el viento,
suave
como la ultima cumbre nevada.

fecundo al final de la tarde,
entre esta soledad
y el lenguaje de los bofedales
fluyo, me elevo.