domingo, 16 de febrero de 2014

       Las cosas comenzaron hacerse invierno, en las macetas la tierra me recordaba que el color café me dolía.
Cualquier hora en su sano juicio habría aumentado sus pulsaciones, habría salido volando por la ventana, mi tristeza olía a muerte donde el tiempo no tenía nada que hacer.
No era una apuesta, de eso estaba segura, masticaba una dura realidad, de esas verdades que explotan como una super nova y se destrozan a si mismas, la misma realidad que nos hace pensar por un segundo, que todo no es más que un sueño tan frío como la luz de las estrellas.
          Antes de rendirme fui definitiva como las raíces, ahora pienso que los principios son negociables, que no importa de donde provengas ni lo que hayas aprendido, el derrumbe es peor que la precaria viga que sostiene.

*  Clase de física: Me quedaste debiendo la fórmula para resolver el movimiento equivocado de las emociones.
 * Clase de imbécil: Dolernos cuando sabemos que el dolor se puede erradicar usando la razón, tan fría, como la luz de las estrellas.
 * Clase de siquiatría: Volvernos locos sólo por un rato, el suficiente para que la gente no piense que enloquecimos.