domingo, 26 de mayo de 2013

La mentira,
deforme,
mal aliento del arte enquistado en las venas,
pasada por mi espalda como un soplo,
apenas un remanso,
ronroneo candente,
desértico,
cambia de posición rima, luces,
las sillas y el pelo.
¡Ay de esa  indigna rutina de lastimar la casa!
bocas tristes solitarias que las  deslizan
invisible
bajo mi lengua.
No tienes idea que veneno arraigado emerge,
fermenta,
se alfabetiza en el aula cruel de las mandíbulas,
blanco, único,
como el pétalo de una cala, oscura, asesina.
No sabes, no imaginas el mar,
la pócima cobarde,
la lluvia trizada,
las medusas del cerebro,
la elegancia del disfraz,
la altura docta del arco en el fondo de la herida,
la mano abierta traicionada,
el genio letal del ejercicio en el ojo reventado
bajo el fragor de la práctica.