martes, 4 de junio de 2013

Después de eso....uno se marcha,
cree que se va
nos perdemos entre las manos como si hiciera frío,
el ojo no se despega del miedo, del reloj,
de la escueta esperanza,
el aire se vuelve urgente, impostergable
y las uñas enterradas en la palma
un derrumbe,
un avión cayendo,
un arco iris que brilla sin querer
en una astilla de vidrio incrustado en la solera.

Entonces queremos nacer con la misma ropa
pero con otros ojos,
llamándonos Ignacia, Helena
o con un nombre fresco como Fran, o Fer.
Uno cree que se va, que no llueve,
que no estamos heridos,
desesperadamente
que ya nada nos matará.