Hay noches que me levanto a buscar tu voz,
inercia nocturna.
No hay nadie más viniendo, avanzando, recordando,
las llaves suenan.
Deliro por las migraciones de tu cuerpo,
el mínimo instante entre lo que fui y esta sombra.
Celda pequeña, rebelde, desvelada,
pies descalzos en medio de la noche.
Los ángeles han marchado lejos,
emergen los muertos.
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