martes, 7 de mayo de 2013

Reclamo para mí,
una llamada dulce,
obstinada,
extensible,
llena de voz,
de lo que invento dentro de esa voz,
cantaros,
pájaros,
un tono que muerda labios, lenguas,
que encienda el timbre acallado de mi voz,
agite el brassier por la ventana,
la triste vida de las sábanas solas.
Preciso un mísero y alto timbre de voz
llamando fiel
como las noches
que me engendran olvidada.