Algo se va cuando la voz interna avisa que se debe avanzar y la luz del semáforo está en rojo, algo que se lleva hundido entre las costillas y el pecho; en ocaciones, entre la gente, los niños, los gatos,
los pájaros zorzales que traen el verde a los pulmónes gastados.
Algo se pierde en este ir y venir errático que poseen los mapas, en la sombra larga que viste un cuerpo con risas y demonios y la incongruencia entre lógica y práctica.
Algo se junta cuando un poco más a la izquierda del centro nos estrellamos con la calcificación de un nombre.
Algo huye cuando decidimos levantarnos de la silla y dejar de esculpir palabras que se pierden o patean.
Algo se mezcla en la lucha de los pueblos, en la calle, con el hecho de que a esta hora hay un hombre agonizando en algún lugar.
Tanto en el pan a prisa, amasado de madrugada que se ofrece donde esperamos algo indefinido entre la multitud.
los pájaros zorzales que traen el verde a los pulmónes gastados.
Algo se pierde en este ir y venir errático que poseen los mapas, en la sombra larga que viste un cuerpo con risas y demonios y la incongruencia entre lógica y práctica.
Algo se junta cuando un poco más a la izquierda del centro nos estrellamos con la calcificación de un nombre.
Algo huye cuando decidimos levantarnos de la silla y dejar de esculpir palabras que se pierden o patean.
Algo se mezcla en la lucha de los pueblos, en la calle, con el hecho de que a esta hora hay un hombre agonizando en algún lugar.
Tanto en el pan a prisa, amasado de madrugada que se ofrece donde esperamos algo indefinido entre la multitud.