lunes, 17 de febrero de 2014

  Ay de levantar ayeres, hipótesis, barrancos,
escaleras de caracol que por huir del infierno,
nos llevan directo al sol.
  Ay de esta imaginación que aprendió
qué el cálculo 1+1=2
depende del color
del peso especifico
si la directriz está al norte
o en el hielo congelado del sur.
  Ay de este juego empujado donde mudamos
y no volvemos.

domingo, 16 de febrero de 2014

Qué vamos a hacer tú y yo esta noche?
Mirarnos una vez más en silencio?
Puedo adivinar tu figura alta
dibujar en las paredes tu olor penetrante
mientras ensayo el primer grito silencioso
  (nadie debe escuchar)
No el que hueles cuando te vas y dejas,
porque ese aroma que huele a tuberculosis de flores
pertenece al desgarro,
al mar abierto de los que se quedan desmesurados,
difusos,
extraviados
cuando te ven llegar y arrasar.
Hablo del que exhalas por los poros
en esa conspiración que tienes con la vida.
Hablo de ese rumor amargo que se siente
cuando pasas tan cerca de nuestro ultimo hálito
y nos damos cuenta entonces que no hay más puertas,
ni tiempo, ni salidas.
No sé que vamos hacer esta noche tú y yo,
quizás empezar a hablarnos, a reconocernos,
a aceptarnos
mientras acaricio esta hinchada esencia
que crece sobre mi seno.
Los poetas muertos dejan de ser peligrosos
por eso los premiamos, los buscamos,
nos los llevamos a los ojos
con lo que a ellos les sobra,
estrellamos nuestra historia en sus gestos,
intentamos secuestros,
abrirlos en su ultima página,
desvelados buceamos en las profundidades
de aquellas mudas palabras.
Ellos yacen inofensivos en un poema extendido
donde se ha perdido el miedo,
dejan de preocuparse de la ortografía, del peinado,
de la ventana abierta,
de aquella última arruga tan parecida al perro oscuro
que salta sobre la cama en las noches de insomnio
se liberan cuando cae la guillotina de la luna y les rebana el seso,
el sexo, el sexto sentido y todas las exquisitas palabras que llevan exis.
Están muertos y a los  poetas muertos se les siega la siembra,
se les ilumina el nombre,
se les corta para siempre la respiración desesperada
entonces, ya no se dilatan, ni se funden,
ni luchan contra la nostalgia,
pasan de presente perfecto, de adjetivo, del continuo discontinuo
a ser parte de un infinito estado de eternidad
y extraña vida
"Durante cuatro años él le reiteró su amor,
 y ella encontró siempre la manera de rechazarlo sin herirlo,
porque aunque no conseguía quererlo,
ya no podía vivir sin él."
- Gabriel García Márquez
 (Cien Años de Soledad)
       Las cosas comenzaron hacerse invierno, en las macetas la tierra me recordaba que el color café me dolía.
Cualquier hora en su sano juicio habría aumentado sus pulsaciones, habría salido volando por la ventana, mi tristeza olía a muerte donde el tiempo no tenía nada que hacer.
No era una apuesta, de eso estaba segura, masticaba una dura realidad, de esas verdades que explotan como una super nova y se destrozan a si mismas, la misma realidad que nos hace pensar por un segundo, que todo no es más que un sueño tan frío como la luz de las estrellas.
          Antes de rendirme fui definitiva como las raíces, ahora pienso que los principios son negociables, que no importa de donde provengas ni lo que hayas aprendido, el derrumbe es peor que la precaria viga que sostiene.

*  Clase de física: Me quedaste debiendo la fórmula para resolver el movimiento equivocado de las emociones.
 * Clase de imbécil: Dolernos cuando sabemos que el dolor se puede erradicar usando la razón, tan fría, como la luz de las estrellas.
 * Clase de siquiatría: Volvernos locos sólo por un rato, el suficiente para que la gente no piense que enloquecimos.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Era un baile interminable
una tormenta
el eslabón que unía el texto con el sexo
un cuarto de luna menguante
el asunto infinito
controversial
entre poesía
y muerte.
En algún instante
habías entrado al retroceso de la pérdida,
en el ejercicio de andar y llegar o mejor dicho
en la llegada donde bajan las horas y comienzan los jardines
poco a poco se llenaron los balcones
el transito de las calles
la boca abierta de las macetas que habían permanecido mudas
y me volví tan delgada y concedida que podía sentir mi tronco crujir
cuando algo pasaba por mi lado.

Hay lágrimas arrugadas en todos lo libros que abro
un ángel enlutado que vive en su interior mi visita
escribe para mí
homilías
creencias y costumbres
no habla de amor
nadie habla de amor cuando llega la nausea desde el fondo del hígado
cuando la luz se avinagra
después del amor.

ACOSTADO Y DE ESPALDAS

Acostado y de espaldas.
El índice recorre el mundo,
las cosas,
los pequeños espacios que se abren y se vuelven a cerrar,
todo lo importante late entre las punta de tu pelo matiz
y el doble cerro donde termina la constelación de tu espalda.
¿A dónde vas mientras la acaricio?.
Acostado y de espaldas es
donde empiezan y terminan mis viajes,
los intentos fallidos que escribimos en trozos de papel,
la mirada de infinito vaivén con que miramos el futuro.
¿Dónde
cuándo tus ojos invertidos se hunden en las sábanas?.
Intento un mapa sobre la suave posición de su carne,
mis dedos se deslizan por vías infranqueables,
estoy tan lejos cuando estamos tan cerca,
te ves tan abandonado así, mientras me dejas luna, sol,
único horizonte o todo lo que no soy pero me invento.
Rozo los secretos más íntimos de tus lunares y dibujo un barco
donde no viajo más.
No hay puerto viable, ni revólveres,
no hay salida cuando mi cuerpo
se concibe la prolongación de tu cuerpo,
despiertan las libélulas y siguen las arañas,
no hay mentiras en el arco perfecto de tus hombros,
sobre el dialogo pulcro que sostienen las vertebras,
en este calor que  traspasa,
en el terror de imaginar que alguna vez
te he amado.