jueves, 28 de marzo de 2013

La tendencia de este Abril con ruido de nada,
     es caer estridente en la desesperanza.
Una vez más, o una vez menos,
     continuará la guitarra apoyada en la esquina,
     donde llegaba aquella luz
     que nunca supimos de donde venía,
     la huella del vaso en la madera
     y la caminata alienante de los  plazos.

Los sentía avanzar entre mis sueños,
     esos que dormían contigo,
     en aquel momento te abrazaba
     formando cadenas con tus manos,
     y elevaba una trinchera al tanto que musitaba conjuros
     mientras tu pensabas que hablaba con los muertos.
Abril es haber caído fracasados
     en la contemplación del otoño,
     derrota inconfesable,
     dolor espeso de café y primera lluvia a solas,
     lugar a destiempo donde las uvas
     no danzarán más sobre la cubierta del vino
     y esta tardía prisa
     estrena una escena
     de un encajado vestido amarillo.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Cuando recuerdas en qué acaba todo,
dejas el libro oculto en el armario
esperando
que el final de la novela se reescriba.
Neciamente confías
                 en  la utopía. 



domingo, 24 de marzo de 2013

Poco a poco ha ido denudando
como desgraciada vedette de circo pobre
o terrorista fracasado tras una vital misión.

"Caerá
tristemente despacio,
sin pena ni gloria,
encandilado,
sobre el filo mudo de las piedras
que lo han de ir trozando
paso a paso,
dulce,
lento,
tan sutil
que no reconocerá el corte preciso
donde comenzó del dolor."

Así sea.

-Se lo dijo una bruja mitad blanca mitad negra,
que sabe más de lo que habla y hace más de lo que chilla-

"..Tal vez,
     hundido en uno de esos despoblados orgasmos,
            es factible que arrase con todo"

                               

                                  "...¡Huye!!..."


       ¿Y ella?...¿se fue?

Ella no escuchó, estaba en trance de ánima
mirando impávida como la historia se trasfiguraba ante sus ojos,
como cambiaba de piel, de lengua,
como iba derrumbándose la tenaz alianza, se arrugaba
y empequeñecía la belleza.

         Ella ya no es, ya no llora, no debe,
                   no pudo hacer más.



Pobre rey con su cuerpo y torre desprendida,
no fue capaz de reconocer el sol
cuando desbordaba sus talones.



viernes, 22 de marzo de 2013

El mismo paso
y el árbol elemental de tu espalda ya sin sombra,
tristemente ágil cruza  la calle, lejano, al fondo, casi atrás,
en su idioma distinto de tenerlo todo.

El otro lado de la calle
puede cerrar un apretón de mano con la memoria,
ser magnánimo, dejarnos mudos, absortos,
livianos,  encajados.

Caminas hacia la nada, extranjero, solitario,
acorralado en una de tus profundas venas,
yo, que sin poseer casi nada, poseo casi todo,
abrigada en estos antiguos zapatos,
                                      te dejo seguir.
¿Se pueden recortar los días?

¿Dejarlos de manera inconfesable,
delicada,
un tanto por casualidad impostergable
pegados en la ventana?

¿En el espejo del baño?

¿Dentro de los zapatos?

¿Hacerles un nudo para que no se evaporen?

¿Cómo se detiene la tarde?

¿El aroma?

¿La lluvia que cayó?

¿Lo que fuimos?
Llenos de rayas,
tras la patina del trajín escolar
atesoraban las claves del conocimiento.

Como tú, mis libros andaban conmigo
hablaban de guerras amarillas,
de la poesía de los elefantes
                                       mientras afuera
                           la lluvia recién comenzaba. 

Extensos, arduos, los libros de historia
omitían veleidades tan propias de los seres humanos:
Colón, era en realidad un seductor cínico,
capaz de embelesar a una reina
por gobernar tierras lejanas.
Carlos I, llenó a España de hambruna y miseria.

Los libros censuraban,
callaban, seguían
                                  -Ejercicio social
                          que no ha cambiado mucho-

Y ahí los otros, textos fieles,
aquellos con implcable sentimiento olor a mañana,
a nubes intimas
        progresando en la raíz del verbo
y la campana del alma tan abierta, extendida,
                                              sumamente desnuda,
                                                     embarazosa
                                           sobre la losa de papel.

Plagados de caminos largos que persisten,
ellos y yo
continuamos orbitando este planeta de espacio curvo,
intentando un momento en el recuerdo,
una miga de esperanza,
un poema,
un encuentro,
alojados como notas
dentro de un piano blanco.
Sólo por hoy,
enséñame a gotas
la perfección extraña del acto compasivo,
llegar,
a solo a un fragmento de mentira,
esas tan blancas,
tan tuyas,
finamente  trabajadas
sobre espinas.
Por si nevara sobre la nieve,
o lloviera en tu ventana
y tu paraguas, acaso, entonces,              
                                  solo fuera mi abrazo roto.

Por si esta guerra o no,
hubiera sido en toda mi lengua,
la verdad más alta  caminada conmigo.

Por si regresas
y aprendemos.

Por si tu exhausto vuelo
busca mi vientre.

O por si acaso es de noche,
y hace frío.

lunes, 18 de marzo de 2013

Por qué  se arrodillan tus ojos
en la herida más honda de mis pupilas?

¿Por qué se detienen?

No tengo siquiera un trozo de sombra que arda en la noche.
Las mujeres que han amado,
                                             sólo
                                                  poseen  mar.

sábado, 16 de marzo de 2013


Suelo viajar hasta mi muerte,
y creer 
que estoy viviendo. 

viernes, 15 de marzo de 2013

Ay sol de mi sol,
como lastima el agua de mi sed,
la parte a través,
la mielísima tarde que vive.

 Ay del fuego artificial,
de los asesinos
del caballo blanco que siempre espera,
de la remota playa, aquella,
a la que nunca llegamos.

 Ay del aire,
de la resilencia,
de la madera que siente caminar,
fumar,
deliberar rincones,
desarmar la cama,
beber café y volver a caer.

 Ay de esa soledad tan a solas,
rosada, hueca, amarilla,
desfigurada en el patio de mi pelo.

  Ay de tanta hora, de a poco, a media noche,
 a cada rato, de ayer, ayer, y de hoy,
en deuda,
por haber nacido equivocada.

sábado, 9 de marzo de 2013

Envíame un carta como las de antes
esas que se podían arrugar,
                                 exprimir
                                       o pintar.
Sigilosa,
            breve,
      apenas un estampido
            que despierte
      la noche de mi exilio.

Eras tan alto en el tránsito
yo
tan a destiempo.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Háblame de planos y de amores,
de calles que pierden nombre cuando doblan las esquinas,
dime que es posible andar, llegar,
                                cruzar, ceñirse,
                                quedar,
ampliar el silencio hasta enseñarle hablar.
Cuéntame de mí cuando era puerto y me veías,
de la arena que nunca tuvimos,
de mis caderas amplias,
del por qué estoy prisionera y a la vez liberada,
tu tan opio en mi lectura cuando amanece un nuevo día,
tanto brillo en tu pelo,
tanto desconcierto en mis entrañas,
tu que ayer no eras más que un tú que caminaba
y escribía libretos para pájaros mientras yo
llevaba el arte del cine mudo
                    ensimismado en la sombra.
Conmutas como la tierra, la letra,
poema corto, en blanco y negro,
ese que leías mientras yo bebía café claro en tu mirada
y pensaba: es imposible quedarse, irse, desencadenarse.
Soy dictadora incompetente, un glacial,
una rebelión de puertas e historias a medio terminar,
quizás lo único que he aprendido en esta vida
es a retener el ocre silencio de extrañar.