jueves, 18 de abril de 2013

La noche sigue en pie
yo en ella
pez cándido sobre agua
río 
que no logro comprender.
De azul,
visito ayeres sin masa ni médula,
sin cerebros,
volátiles
como el proceso químico
que sustenta la fe entre las manos.

Hay de recuerdos blancos, álgidos,
empinados cual estéril torre,
esbozos de semi luna, semi niebla,
calles, sueños, sin comulgatorios
donde no existe lugar  para dejar caer un grito,
un nombre,
una molécula de aire
que alimente alguna manada de gusanos
devoradora de fantasmas.

Cuando no se encuentra nada,
posiblemente
es porque nunca lo hubo.

No es raro en mí,
a menudo engendro conceptos,
empujones de estrellas,
verdades exquisitas, plenas.
recorro lugares donde desearía encontrarme.

Invento días como hoy con atuendos azules
que abrazan lo que queda de mi,
mientras el resto,
me asfixia contra el mundo.


viernes, 12 de abril de 2013

Solía pensar en mis dedos,
multiplicados por dos;
dar pasos de cuatro en cuatro;
que al toque fugaz del pensamiento
le nacieran raíces.

A menudo imaginaba cuadraturas, ensamblajes,
un idioma que traspasara la palabra,
en la concavidad saturada de una filosofía original.

jueves, 11 de abril de 2013

Hay noches que me levanto a buscar tu voz,
   inercia nocturna.

No hay nadie más viniendo, avanzando, recordando,
      las llaves suenan.

Deliro por las migraciones de tu cuerpo,
el mínimo instante entre lo que fui y esta sombra.

Celda pequeña, rebelde, desvelada,
pies descalzos en medio de la noche.

Los ángeles han marchado lejos, 
 emergen los muertos.



sábado, 6 de abril de 2013


¿Cómo te llamarás de ahora en adelante
sin que yo te señale?

¿Renombrarás
clavos,
cenizas,
bravíos barcos?

¿Quién bautizara mi boca?

         ¿La crónica insoportable que nos sangra ?



viernes, 5 de abril de 2013

MEMORIA


Dormidos entre el sándalo
y el olor a cigarrillo muerto,
no se ha lamentado de mi silencio,
                   detalle que agradezco,
después de tanto tiempo
                  que dejé tu nombre.

Soñamos a dúo el espacio ínfimo que tuvimos,
nuestra tácita evidencia
            sobre la trasplantada frente que aún llevamos,
no nos podemos mentir ya nunca
                                       como antes.

Estamos líquidos,
inciertos en una antología intencionada.
Pasara el mar esgrimiendo su oleaje,
el tiempo arremetido
intentará el arte del olvido con sudores todas las sábanas,
seguiremos corruptos, tenaces
traficando borrones para no olvidarnos.



Releo versos de un libro viejo,
saben a polvo martillado
sobre el subterráneo papel.
Reconozco palabras, hechos,
gotas de otros inviernos.

Todos los tiempos traen estaciones,
trenes,
subidas y bajadas,
encuentros pendientes,
primaveras  abruptas, implacables,
veranos pasados en alguna casa conocida,
mar
dando vueltas por todos los rincones.

Huelo el sombrero agitado del corazón
el rostro pálido de alguna enamorada,
rozo el relieve
la letra impregnada aún late,
entonces me digo con una leve sonrisa de esperanza,
la muerte es sabia,
hay asuntos que no cambian, no deben.

jueves, 4 de abril de 2013

Me he convertido en un país único
parecido al mío
larga, cubierta de vidrio
frágil, taciturna,
un poco bizca  cuando mira de cerca,
rodeada de todo lo que nadie escucha,
alas  cortas
monocromáticas por falta de sol.

Al fondo
reconozco el mundo a través de la nostalgia,
seduce,
delirante calesita de quimeras verdes.

Te lo cuento casi en secreto,
cultivo uvas al final del pasillo,
aproximación al vino,
en ese lugar redondo, convexo,
tan íntimo donde se posan los labios.

Me dejo habitar por  aves,
encerrada entre entre mis piernas
vuelo con ellas y sueño con barcos,
uno ancho que acaricie mi pelo
hasta hacerlo dormir.

Soy un estado simple
sin deuda externa,
he pagado lo edificado a más del precio,
he sido  timada, me han cortado lazos,
he sido devastada.
Opto por el dialogo a solas,
deslizarme por la textura de la sombra,
a las entrañas del horizonte
allá, donde se confinan  mis aldeas.





PARQUE


Observa atentamente el ruido de la hoja,
abre y cierra
cada vez que sopla el viento.
Los escritos saltan a la cara,
giran al revés
como la danza de mi cuerpo,
se acomodan
como el arte verde de crecer.
A través del limbo
se ven los estruendos prohibidos del sol,
ese lado perdido de la calle
que un día guarde en sus ojos
con la esperanza de volver,
los dedos inquietos de los niños,
mis zapatos de ayer,
la intolerable sombra
             de lo que soy.


Rozo el hombro diciendo adiós
 para no olvidar.
Yo venía de una roca,
de un hilo de río, de cosas, luces,
de la navaja hostil que parte el cemento
                                 y llega hasta las venas.

Venía apenas insinuada
con  edificios y criterios,
atada
a la irreverencia del retorno vacío.

Abstraída crecí en las alturas,
me vestí  de puna, paja gélida,
desnuda de  huertos
fui arrancándome la ropa.
La piel fue alta, turgente,
brava como el viento,
suave
como la ultima cumbre nevada.

fecundo al final de la tarde,
entre esta soledad
y el lenguaje de los bofedales
fluyo, me elevo.










miércoles, 3 de abril de 2013

Eramos tiempo rompiendo,
adicionando abstractos a los muros,
ahogando de océanos los despuntes
que trepaban las baldosas.

Besos de papel,
manos de papel,
juegos ardientes de papel tras el cristal.
Dijo:
 " Desenvuelvo en estricto juego, el verbo amar  ",
Imaginé una carta sin remitente,
plano político sectorial de desvelos desteñidos,
casi ajado de tanta vuelta
ante una puerta de papel cualquiera,
dulce por cierto,
como todo lo desconocido.

¡Ay, desesperado amor de papel!
blanco, desgraciado,
                  triste y solo,
atribulado de palabras
                        avalancha
incapas de concebir
Esta mala costumbre de tener ojos
mirar los detalles aterciopelados
el cristal oculto en el timbre de la voz,
optar por altibajos de viento en relación directa,
escuchar lo indebido.
¿Oyes esos brazos abiertos como te destrozan?
¿cómo siguen  machacando en tu oído?
pero no, no crees, niegas la fase correcta,
luego viene la aceptación, el arrepentimiento,
el duelo,
y aquí me detengo
porque es un trance que conozco
desde la raíz de su nombre,
el proceso,
la trasformación y su curso,
embriones que siempre han de nacer
para gritar en el pabellón de la oreja,
pender como un aro
abriendo lentamente el cuello
hasta el  origen de la incisión.