domingo, 24 de abril de 2011
JARDIN JAPONÉS
No me quedo en los ayeres que hacen daño
ni en el hoy que se marca en el espejo
los abismos que calzo no son nuevos
ni los pasos que me siguen me los saco
Tuve todo lo que un día devolví
sin desprecio sin reproches casi muda
hice huellas en la arena con mis manos
y bebí en copa de tardes la frescura
Esperé con el alma el beso amado
que dejó en mis labios su piel y su fragancia
el mar y una vida entera nos separa
lo que no es olvido ni desierto
Encerrado entre mis ojos y mis entrañas
bien sabe él que lo llevo prisionero
Tengo tiempos amables, no lo duden
la lluvia del invierno en mi ventana
amigos con los que hoy invento risas
y aún tejo sueños locos a mis alas
jueves, 21 de abril de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
martes, 19 de abril de 2011
lunes, 18 de abril de 2011
domingo, 17 de abril de 2011
miércoles, 13 de abril de 2011
martes, 12 de abril de 2011
sábado, 2 de abril de 2011
LEYENDO A KUNDERA
La vida tras la ventana se modifica a cada segundo, Observo como han caído más hojas del limonero que han cubierto nuevamente el piso ya barrido. Contra el celeste curvo de la tarde dos nubes se han encontrado y en pocos minutos se han fusionado en la cabeza de un Panda. El sol un poco más debilitado, pinta dorada la cordillera.
Adentro, mi cuerpo sigue el ritmo de los genes, fluyen ríos sin riveras, mis ojos caminan hace rato por las palabras del libro, me ha dado sed , me he levantado y bebido agua, dicen que el agua es incolora, yo la veo color cristal, la huelo a agua, la saboreo a fuente de piedra y la toco a paz sin sombra.
Me gusta muy fresca corriendo por mi piel los días de verano, y más cálida en invierno. He edificado castillos con sus gotas, lavado heridas y sacado manchas bajo el chorro severo. No pocas veces, me he entretenido extrayendo arco iris que cuelgan de las hojas luego de la lluvia.
Cada mañana, a modo de ritual, lleno una gran jarra verde y salgo a regar mis plantas, bebo tres sorbos de agua para la buena suerte y me lavo los dientes.
Estoy planificado levantar una pequeña cascada en el patio de mi casa, cerca de la ventana, para poder escuchar el canto del agua bajando por las piedras. No debe ser muy grande, mi patio es pequeño. La ciencia radica, en ordenar las piedras para darle una buena caída al flujo.
He vuelto de la cocina y me he vuelto a sentar frente a la ventana. Retomo la lectura, he avanzado hoy diez páginas del libro y he sumergido la nariz , tres veces entre sus hojas. Voy en la página ciento cincuenta siete.
He vuelto de la cocina y me he vuelto a sentar frente a la ventana. Retomo la lectura, he avanzado hoy diez páginas del libro y he sumergido la nariz , tres veces entre sus hojas. Voy en la página ciento cincuenta siete.
Entre hojeada y hojeada he recordado mi novela inconclusa, aquella que comencé una tarde de verano, imagino a mis personajes convertidos en estatuas de papel, atrapados en un mundo lineal, con toda la incertidumbre del mundo como única verdad, dudando si viven, quiénes son, a dónde van -Si van, y qué es, "ir" - o si decidiré matarlos -También yo me hago la misma pregunta- Lo intuyo, ellos esperan, la diferencia, está en el agua.